The Fort Worth Press - ¿Ataca EE.UU. a Venezuela?

USD -
AED 3.672499
AFN 66.073567
ALL 82.870557
AMD 381.4977
ANG 1.790055
AOA 916.999821
ARS 1441.4753
AUD 1.505741
AWG 1.80125
AZN 1.733153
BAM 1.678705
BBD 2.013364
BDT 122.282772
BGN 1.67875
BHD 0.376983
BIF 2953.569114
BMD 1
BND 1.294944
BOB 6.907739
BRL 5.342698
BSD 0.999601
BTN 89.876145
BWP 13.280747
BYN 2.873917
BYR 19600
BZD 2.010437
CAD 1.38815
CDF 2229.999833
CHF 0.803965
CLF 0.023435
CLP 919.350363
CNY 7.07165
CNH 7.06997
COP 3805.96
CRC 488.298936
CUC 1
CUP 26.5
CVE 94.627762
CZK 20.788021
DJF 178.006472
DKK 6.413095
DOP 63.979263
DZD 129.960902
EGP 47.561498
ERN 15
ETB 155.051714
EUR 0.858701
FJD 2.26196
FKP 0.748861
GBP 0.749545
GEL 2.707732
GGP 0.748861
GHS 11.370991
GIP 0.748861
GMD 73.000349
GNF 8684.831581
GTQ 7.657084
GYD 209.137648
HKD 7.785415
HNL 26.328145
HRK 6.4661
HTG 130.859652
HUF 327.985502
IDR 16684.25
ILS 3.22337
IMP 0.748861
INR 89.94655
IQD 1309.540669
IRR 42124.999963
ISK 127.770338
JEP 0.748861
JMD 159.999657
JOD 0.708958
JPY 155.330495
KES 129.303563
KGS 87.450404
KHR 4002.334624
KMF 421.999991
KPW 899.993191
KRW 1472.349808
KWD 0.30692
KYD 0.833083
KZT 505.531856
LAK 21676.809119
LBP 89516.767233
LKR 308.334728
LRD 175.938682
LSL 16.941802
LTL 2.95274
LVL 0.60489
LYD 5.434032
MAD 9.231238
MDL 17.00842
MGA 4458.959547
MKD 52.906919
MMK 2099.939583
MNT 3546.502114
MOP 8.016033
MRU 39.863012
MUR 46.070177
MVR 15.409874
MWK 1733.372244
MXN 18.18685
MYR 4.110984
MZN 63.900796
NAD 16.941802
NGN 1450.629832
NIO 36.787647
NOK 10.098385
NPR 143.802277
NZD 1.730535
OMR 0.384493
PAB 0.999682
PEN 3.360156
PGK 4.24115
PHP 58.974994
PKR 280.247111
PLN 3.633165
PYG 6875.152888
QAR 3.643659
RON 4.373102
RSD 100.813002
RUB 77.272376
RWF 1454.419048
SAR 3.753229
SBD 8.223823
SCR 13.511902
SDG 601.503673
SEK 9.407755
SGD 1.29544
SHP 0.750259
SLE 23.000032
SLL 20969.498139
SOS 570.266164
SRD 38.629019
STD 20697.981008
STN 21.02887
SVC 8.745763
SYP 11058.244165
SZL 16.928669
THB 31.8565
TJS 9.171638
TMT 3.5
TND 2.932369
TOP 2.40776
TRY 42.508699
TTD 6.776446
TWD 31.272004
TZS 2434.999856
UAH 41.959408
UGX 3536.283383
UYU 39.096531
UZS 11958.989413
VES 248.585897
VND 26360
VUV 122.070109
WST 2.790151
XAF 563.019389
XAG 0.017073
XAU 0.000236
XCD 2.70255
XCG 1.801608
XDR 0.70002
XOF 562.932418
XPF 102.347136
YER 238.398782
ZAR 16.93566
ZMK 9001.203093
ZMW 23.111058
ZWL 321.999592

¿Ataca EE.UU. a Venezuela?




La pregunta vuelve a encenderse en Caracas, Washington y en todo el Caribe: ¿está Estados Unidos a punto de atacar Venezuela? En los últimos días, el aumento de activos navales y aéreos estadounidenses en el Caribe, sumado a una escalada retórica entre ambos gobiernos, ha elevado la tensión regional a niveles no vistos desde 2020. No obstante, los datos disponibles retratan un cuadro más complejo: una operación antidrogas de gran escala con potencial de disuasión —y de error de cálculo—, pero sin anuncio formal de acciones militares directas contra territorio venezolano.

Hechos sobre el terreno. Estados Unidos ha reposicionado buques de guerra y plataformas anfibias con miles de marinos y soldados en apoyo de operaciones contra redes criminales transnacionales. El despliegue incluye destructores con capacidad de defensa aérea y misiles guiados, aeronaves de patrulla marítima de largo alcance y, en el componente anfibio, una fuerza expedicionaria de Infantería de Marina capaz de ejecutar un abanico de misiones: desde interdicción marítima y apoyo humanitario hasta operaciones de precisión contra objetivos de alto valor. Aunque estas fuerzas pueden actuar desde aguas y espacio aéreo internacionales, su sola presencia altera cálculos políticos y militares en la región.

La respuesta de Caracas. El gobierno de Nicolás Maduro ha ordenado la movilización masiva de milicias civiles y ha enmarcado la presencia militar estadounidense como una amenaza a la paz regional. El mensaje busca cohesionar apoyos internos en un contexto de alta conflictividad política tras las elecciones de 2024 y proyectar capacidad de resistencia. En paralelo, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana ha intensificado ejercicios, vigilancia costera y mensajes de “defensa integral” del territorio.

La dimensión política y económica. La política de presión sobre Caracas combina sanciones financieras y sectoriales con licencias específicas que abren o cierran válvulas de la economía petrolera en función de objetivos políticos. Tras la controversia electoral, Washington endureció la línea, pero al mismo tiempo autorizó en agosto una reanudación limitada de exportaciones de crudo venezolano por parte de una empresa estadounidense con operaciones en el país, un gesto que sugiere que la vía económica sigue siendo palanca central. Este vaivén —presión y, puntualmente, licencias— es incompatible con la lógica de una guerra abierta e inmediata, pero no excluye acciones puntuales contra redes criminales si se les vincula a amenazas directas.

Un triángulo delicado:
Venezuela, el Caribe y Guyana. La disputa por el Esequibo entre Venezuela y Guyana, reactivada desde 2023 con referendos, leyes y episodios navales, añade un polvorín a corta distancia de rutas energéticas clave. Estados Unidos ha reforzado su cooperación de seguridad con Georgetown y con socios caribeños en ejercicios y patrullajes. Cualquier incidente en aguas disputadas —un abordaje, un sobrevuelo agresivo, un disparo de advertencia— podría escalar de forma rápida y no intencional.

Riesgos de escalada involuntaria. La doctrina de interdicción marítima contra carteles requiere aproximaciones cercanas, abordajes y persecuciones de alta velocidad. En entornos saturados de unidades militares y milicias movilizadas, la línea entre una interceptación policial y un enfrentamiento armado puede difuminarse. El riesgo no es tanto el “inicio” de una guerra declarada, como una cadena de incidentes que obligue a respuestas de prestigio, aumente la presencia militar y cierre espacio a la diplomacia.

Señales a vigilar. Para evaluar si la situación se acerca a una acción cinética contra objetivos en Venezuela, conviene observar: 1) cambios en reglas de enfrentamiento y anuncios formales de misiones más allá de interdicción marítima; 2) traslado sostenido de medios de ataque de precisión (por ejemplo, incremento de plataformas aéreas con armamento aire–tierra preposicionado); 3) coordinación pública con aliados regionales para operaciones en tierra; 4) evacuaciones de personal civil o advertencias consulares reforzadas en Venezuela; 5) interrupciones abruptas de las licencias energéticas que hoy siguen permitiendo cierto flujo petrolero.

Escenarios probables:
-  Base case (más probable a corto plazo): operación antidroga ampliada con demostración de fuerza y patrullajes intensos, acompañada de presión diplomática y sancionatoria.

-  Escenario de “pinchazo”: golpes quirúrgicos contra nodos logísticos de organizaciones designadas como terroristas o de narcotráfico, realizados desde aguas internacionales o con medios aéreos, buscando evitar daño colateral y negando autoría directa.

-  Escalada regional: un incidente en el Esequibo o un choque en alta mar dispara respuestas simétricas y despliegues adicionales; sube el precio del crudo y se ralentiza cualquier alivio de sanciones.

-  Desescalada controlada: canales diplomáticos discretos, garantías mutuas de no intervención, cooperación técnica con países del Caribe y Surinam–Guyana para enfriar la frontera y mantener la interdicción focalizada en carteles.

Conclusión:
No hay señales concluyentes de un ataque inminente de Estados Unidos contra Venezuela en forma de invasión o campaña militar abierta. Sí existe una operación de gran escala con capacidad de presión y disuasión, en un contexto político volátil y con frentes energéticos y fronterizos que elevan la temperatura. La prioridad de ambos lados —si el objetivo es evitar una crisis mayor— pasa por blindar los canales de comunicación táctica en el mar y el aire, y separar con claridad las misiones de seguridad transnacional de las disputas políticas internas y territoriales.