The Fort Worth Press - Cuando los científicos leen la historia humana en el lodo del lago Crawford

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Cuando los científicos leen la historia humana en el lodo del lago Crawford
Cuando los científicos leen la historia humana en el lodo del lago Crawford / Foto: © AFP

Cuando los científicos leen la historia humana en el lodo del lago Crawford

A primera vista, es un lago diminuto como otros miles en Canadá. Pero lo que hay bajo su superficie lo vuelve extraordinario: la excepcional conservación de sus capas geológicas lo convierte en la nueva referencia mundial del Antropoceno.

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Desde hace años, los geólogos intentan establecer el lugar del mundo (conocido como el "clavo de oro") que constituya el mejor punto de referencia para esta propuesta de nueva época geológica, sinónimo del considerable impacto de la actividad humana sobre el planeta.

Y ese lugar es un pequeño lago de la provincia canadiense de Ontario, a las afueras de Toronto, la principal ciudad del país, según anunció el martes el grupo de trabajo sobre el Antropocentro, creado por la Comisión Internacional de Estratigrafía (ICS).

Cuenta la leyenda local que este lago no tiene fondo. Sin embargo, su profundidad no tiene parangón: los sedimentos muestran, más que en ningún otro lugar de la Tierra, que el hombre ha transformado el planeta a todos los niveles. Y eso incluye el nivel geológico, en la composición física de la tierra.

"El lago es muy profundo, pero no es muy grande. Esto significa que el agua no se mezcla hasta el fondo, por lo que los sedimentos que se acumulan no se alteran", explica Francine McCarthy, de la Universidad de Brock, con quien la AFP se reunió en abril, cuando se tomaban las últimas muestras para seleccionar el "clavo de oro".

- Carbón y petróleo -

Durante siglos, el lago Crawford absorbió silenciosamente los signos de cambio del mundo exterior. Todo lo que flota en la superficie termina en las profundidades del lago.

Los primeros humanos que dejaron su huella en el lago fueron aldeanos iroqueses que construyeron casas en las orillas en el siglo XV. Posteriormente, los sedimentos muestran la creciente influencia de los europeos en el paisaje.

Luego, en el siglo XX, fue el turno de las cenizas negras -resultado de la combustión de carbón y petróleo-, que se acumularon en el lago en esta región de desarrollo urbano e industrialización. Poco a poco, también aparecen en el lodo metales pesados como el cobre y el plomo.

"Podemos observar perturbaciones locales y acontecimientos regionales, como la contaminación", confirma Paul Hamilton, investigador del Museo de Historia Natural de Canadá. Y los sedimentos "también documentan cambios globales, es decir, la lluvia atmosférica de productos químicos".

"Cada año tiene su propia personalidad, un poco como las personas", se entusiasma McCarthy mientras muestra las líneas anuales del "núcleo" geológico extraído del lago.

Estas muestras sirven de marcadores, y extraerlas requiere destreza, precisión y rapidez.

Tim Patterson, investigador de la Universidad Carleton en Ottawa, y su equipo, son especialistas en este campo. Para recuperar capas de sedimentos de las profundidades del lago sin dañarlas, llenan grandes tubos metálicos con hielo seco y alcohol.

En estos largos palos helados, de unos dos metros de largo, que se sumergen en el lago durante media hora, el sedimento se pega formando una sucesión de líneas muy marcadas para cada año, como los anillos de un árbol.

- Gran aceleración -

Durante el muestreo de abril, fueron los restos de plutonio los que interesaron especialmente a Patterson.

De hecho, el inicio del Antropoceno se propuso en 1950 "para destacar algo bastante único en la historia del mundo: las pruebas nucleares", explica.

"Los humanos nunca habían hecho eso antes. Y eso deja una huella, no sólo a nivel regional, sino en todo el mundo", añade el investigador.

La mitad del siglo XX marcaría también ese momento crucial en el que todo se descontroló, cuando la humanidad entró en una fase de gran aceleración (consumo, producción, contaminación, etc).

"Durante 12.000 años, las cosas sucedieron de la misma manera. Y de repente, muy de repente, todo cambió. Hoy, la Tierra ha sido suficientemente modificada por la actividad humana como para comportarse de una forma diferente", afirma McCarthy, que trabaja en el sitio desde 1984.

Y mantiene la esperanza: "Si los geólogos, que son los que descubrieron el plutonio y el petróleo en las rocas, aceptan que hay un cambio fundamental debido al hombre, quizá se tomen medidas".

P.Navarro--TFWP