Tras tres años de hegemonía, las dudas y la competencia afectan a OpenAI
Tres años después de que ChatGPT la catapultara a la cima como a ninguna otra startup, OpenAI está siendo alcanzada por su competencia, lo que genera críticas y dudas en el sector tecnológico y entre inversionistas.
"OpenAI es el próximo Netscape: condenada al fracaso y perdiendo dinero", escribió el inversionista Michael Burry, famoso por la película "La gran apuesta", en X a comienzos de diciembre.
Se refería al portal que, a comienzos de 1996, controlaba cerca del 90% del mercado de navegadores web, pero solo un 1% nueve años después.
"Era inevitable", añadió Gary Marcus, un investigador conocido por su escepticismo sobre cómo está estructurado el ecosistema de la inteligencia artificial (IA). "OpenAI perdió su liderazgo y quiso abarcar demasiado".
La joven firma de San Francisco será reconocida, para siempre, como el genio que dejó salir a la IA generativa de su lámpara.
Su ahora famoso chatbot ChatGPT rompió con creces todos los récords de crecimiento para un producto de consumo masivo, pasando de cero en noviembre de 2022 a más de 800 millones de usuarios por semana en la actualidad.
Su valoración alcanzó los 500.000 millones de dólares, una cifra desconocida hasta que hace pocos días SpaceX la destronó.
Pero, por otro lado, OpenAI terminará el año con una pérdida de varios miles de millones de dólares y sin la expectativa de ser rentable antes de 2029.
La propia compañía se comprometió a pagar más de 1,4 billones de dólares a fabricantes de chips y constructores de centros de datos para ampliar masivamente su capacidad de computación, cruciales para el desarrollo de la IA.
Su recorrido financiero genera dudas, en particular desde que Google asegura que tiene 650 millones de usuarios de su interfaz de IA, Gemini.
- Un pedazo del pastel -
Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI y reconocido como un consumado y encantador vendedor, mostró por primera vez señales de irritación a inicios de noviembre al responder una pregunta sobre los contratos por más de un billón de dólares.
Días después, avisó internamente que OpenAI corre el riesgo de enfrentarse a "un contexto agitado" y a un "entorno económico desfavorable", mencionando los avances de Google.
Después lanzó un "código rojo", instando a sus equipos a concentrar esfuerzos en ChatGPT.
El jueves pasado, OpenAI reveló un nuevo modelo de IA, GPT-5.2, cuyo desempeño se ubica entre los primeros en múltiples mediciones, y anunció, ese mismo día, una importante alianza con Disney.
"OpenAI está invirtiendo grandes cantidades de dinero para desarrollar sus modelos, pero no está claro cómo se traducirá eso en términos económicos", dice Ashu Garg, socio de la firma de capital de inversión Foundation Capital.
Por ser una compañía que genera pérdidas y que tiene importantes compromisos, Garg se pregunta qué decir sobre la valoración de OpenAI, porque "levanta dinero a precios que ponen en duda el retorno de la inversión".
"Hace tiempo que espero que caiga la valoración de OpenAI, porque su competencia los está alcanzando y su estructura de capital no está realmente adaptada, pero sigue subiendo", observa Espen Robak, un reconocido especialista en la valoración de activos no cotizados en bolsa en Pluris Valuation Advisors.
Dependiendo de la perspectiva, este cada vez más incómodo periodo podría llevar a OpenAI a posponer su salida en bolsa, o, por el contrario, acelerarla para atraer a los pequeños inversionistas, entre los que hay millones que continúan fascinados.
Algunos también reprochan al "principito" de la IA por diversificarse en exceso, desde las infraestructuras hasta la red social de video Sora, pasando por el diseño de un dispositivo conectado.
Pero, salvo unos pocos analistas radicales, solo algunos predicen la implosión de OpenAI.
"No habrá un ganador" en la carrera de la IA, plantea el analista Angelo Zino, de la firma de investigaciones CFRA, "pero se necesitarán múltiples proveedores de modelos de alta calidad", entre ellos OpenAI, que a su juicio puede tener éxito sin seguir siendo el número uno.
Además, muchos de los acuerdos con proveedores de computación, procesadores o servicios en las nubes ofrecen condiciones bastante flexibles.
En estos tiempos turbulentos, tener un accionista como Microsoft (27% del capital) es invaluable, máxime porque la alianza con el creador de Windows garantiza un ingreso constante y sustancial.
"Todas estas empresas tendrán un pedazo del pastel", insiste Zino, "y la torta crecerá mucho más".
F.Carrillo--TFWP